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“¡Sin duda el verano de mi vida!”

“Me ha encantado pasar tiempo con mis nuevas amistades. Cada día había cosas distintas que hacer: juegos, excursiones, viajes, hogueras, manualidades… Lo he pasado muy bien”. María.
“¡Jo, cómo mola!”
Tu hij@ puede elegir entre campamentos urbanos o residenciales. Los hay dedicados a la robótica, a las artes escénicas, a la cocina, campamentos deportivos o musicales… Además, son divertidos, aprenden a compartir, están en contacto con la naturaleza, desarrollan habilidades sociales y autonomía personal adaptándose a un entorno desconocido y afrontando nuevas situaciones. Y, sobre todo, padres y madres descansan con la tranquilidad de saber que los menores están en buenas manos. Porque, además: los campamentos han de estar bien asegurados.
La Ley obliga a que los campamentos tengan contratado un Seguro de Accidentes, protegiendo, tanto al monitoraje como a niños y niñas, de cualquier incidente que puedan sufrir, gracias a esta garantía se cubren los gastos de asistencia sanitaria, incluso indemnizaciones por invalidez o fallecimiento.
Por supuesto, también han de tener contratado un Seguro que cubra la Responsabilidad Civil, respondiendo así de los daños, tanto personales como materiales, que pudieran causar a terceras personas.
“Encima me han enseñado valores para la vida; valores educativos para ser mejores personas y para mejorar el mundo en el que vivimos.” Apolline.